Lejos del ajetreo, el estrés y el bullicio propio de las grandes ciudades, la provincia de Burgos cuenta con numerosos rincones que se erigen como auténticos remansos de paz donde reina la seguridad, además de ofrecer naturaleza, historia y arte.
De Puentedey a Quintanar de la Sierra, pasando por Oña, Frías o Poza de la Sal, se trata de lugares perfectos para desconectar, respirar aire fresco, encontrarse con uno mismo y cargar las pilas.
Burgos, XX de marzo de 2020.- En los últimos años, amplias regiones de nuestra geografía han visto su población considerablemente reducida. Esto ha propiciado también un ambiente más íntimo, tranquilo y sin concentraciones masivas en numerosas localidades que se convierten, así, en los destinos perfectos para una escapada segura y lejos del ajetreo y el bullicio de la ciudad. En la provincia de Burgos, que cuenta con el mayor número de municipios de España, encontramos numerosos ejemplos.
Frías, uno de los pueblos más bonitos de España
Al norte de la provincia, a unos 70 kilómetros al norte de la capital burgalesa, Frías se alza como uno de los pueblos medievales más representativos y con más encanto, no solo de Burgos; pertenece a la Asociación de Pueblos Más Bonitos de España. Tierra de guerreros, donde la historia se puede palpar en cada piedra y muy vinculada al origen de Castilla, se encuentra en una posición estratégica a orillas del Ebro y es la puerta de entrada a los valles de Burgos, Vizcaya y Álava. Su núcleo urbano medieval, considerado Conjunto Histórico Artístico, sus casas colgadas y su imponente castillo del siglo X, que corona el municipio desde lo alto de una atalaya, crean una silueta inconfundible en el paisaje.
Belleza de la alta montaña en Pineda de la Sierra
A más de 1.200 metros sobre el nivel del mar, enclavado en un valle rodeado por montes, junto al río Arlanzón, Pineda de la Sierra destaca por ser uno de los municipios con más encanto de la Sierra de la Demanda. A tan solo 50 kilómetros de la capital, destaca por la importante riqueza natural de su entorno, acostumbrado a cubrirse de tupidos mantos de blanco por la nieve en invierno, y un relevante patrimonio del que forman parte el Pantano de Plesa, la ermita de San Pedro o la iglesia de San Sebastián. Esta última, de estilo románico, está declarada Bien de Interés Cultural y conserva su magnífica galería porticada construida en el siglo XII.
Puentedey, una maravilla de ingeniería natural
Al sur de los canales del Dulla, rodeado por montañas, Puentedey forma, junto a otras poblaciones, parte del término municipal de la Merindad de Valdeporres. En el marco de un paisaje de singular belleza bañado por el río Nela, a nadie deja indiferente su magnífico puente natural. Se trata de una auténtica obra de ingeniería tallada por el propio río, que forma una de las estampas más famosas de la provincia, dando nombre así a la localidad -pues Puentedey significa “puente de Dios”-. Con una bonita arquitectura popular y tradicional, caracterizada por la combinación de hornos de pan, el potro de herrar y algunos edificios palaciegos, destaca también la muralla medieval y la iglesia parroquial de san Pelayo. En este lugar que maravilla a todo el que lo visita, se pueden realizar numerosas actividades al aire libre, entre ellas senderismo, piragüismo, pesca o espeleología.
Naturaleza y patrimonio en Poza de la Sal
En la comarca de La Bureba, al noreste de la provincia de Burgos, en tierras próximas al Parque Natural de los Montes Obarenes, Poza de la Sal es una villa medieval que no pasa desapercibida. Recibe su nombre de las salinas, el motor de su economía durante siglos, y es hoy una bonita aldea de calles empedradas que, junto a las grandes casonas que forman su casco histórico, crea una bonita estampa despertando cierta nostalgia en aquel que la visita. Es el hogar del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, que cuenta con un Espacio Medio Ambiental con su nombre, punto de partida del itinerario interpretativo ‘Tras las huellas de Félix’. La ruta discurre en torno a tres ejes temáticos: el pueblo, las salinas y el páramo, y pasa por edificios de carácter histórico como la iglesia de San Cosme y San Damián, declarado Monumento Histórico-Artístico, o la Plaza Vieja, caracterizada por sus inconfundibles soportales medievales.
Peñaranda de Duero, un pueblo ‘mágico’
A la vera Del Río Arandilla, en la comarca de la Ribera del Duero, Peñaranda de Duero sobresale por contar con un gran conjunto monumental pese a su pequeño tamaño. Un gran patrimonio compuesto por edificios medievales y renacentistas salpica las calles, llenas de casonas y palacetes. La Plaza Mayor, que alberga el palacio de Avellaneda y el rollo jurisdiccional, la excolegiata de Santa Ana y el monasterio de las Madres Franciscanas son algunos de ellos. Sobre la cima de un cerro, dominando la localidad, se alza el castillo, una imponente fortaleza que tiene su origen en una construcción del siglo X pero que se muestra hoy ante los ojos del visitante como una remodelación del siglo XV. Además, la localidad ha sido incluida recientemente en la red de Pueblos Mágicos de España, un distintivo que reconoce a los municipios que cuentan con una ciudadanía activa, así como encantos característicos que los hacen únicos.
Oña, baluarte del esplendor de Castilla
A los pies del río Oca, entre la meseta y la cornisa cantábrica, la población de Oña emerge extendiendo sus casas a lo largo de empinadas calles que se desarrollan alrededor del Monasterio de San Salvador. Bastión extraordinario del arte y la historia, este magnífico edificio alberga los sepulcros de los reyes y condes de Castilla y Navarra. Junto a otros edificios de carácter religioso y civil, marca la personalidad única de un lugar que muestra orgulloso el esplendor de su pasado con muestras como la iglesia de San Juan, el arco de la Estrella, la Torre de San Juan o la antigua judería. También es de visita imprescindible el Jardín Secreto de Oña, que forma parte de los antiguos jardines del monasterio, donde hoy se hallan exposiciones temporales de arte contemporáneo, además de una piscifactoría del siglo XVI.
Pesquera de Ebro, culto a la pesca entre cañones
Inmerso en un paisaje de película, protagonizado por el fascinante cañón del río Ebro, Pesquera del Ebro surge entre una vasta vegetación que parece dibujar un inmenso manto de color verde esperanza sobre el horizonte. La villa, que data del siglo IX, está formada por un conjunto de estrechas calles con casas blasonadas y solariegas, cerca de un conocido Coto de Pesca. Declarada Conjunto Histórico-Artístico, esta población se encuentra enmarcada en el Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón.
Espinosa de los Monteros, bastión de los protectores de la realeza
A orillas del río Trueba, en la comarca de Las Merindades, Espinosa de los Monteros es una legendaria villa conocida especialmente por los ‘Monteros’. Se trata de cuerpo hidalgo que desde comienzos del siglo XI tenía el deber de custodiar las estancias de los reyes castellanos durante la noche, posee un rico patrimonio arquitectónico. Destacan edificios como la Torre de los Velasco, construida en el siglo XIII y con un marcado carácter defensivo, la iglesia renacentista de Santa Cecilia, de estilo gótico de transición al Renacimiento, o el palacio de los marqueses de Chiloeches. La villa cuenta con una gran abundancia de escudos heráldicos, testimonio de su riqueza histórica, en torno a los que se ha diseñado una ruta que permite al visitante conocer torres, palacios, iglesias, casonas y casas populares de una bella arquitectura montañesa.
Tras las huellas del pasado en Quintanar de la Sierra
Muy cerca del nacimiento del río Arlanza, a unos 80 kilómetros de la capital burgalesa, Quintanar de la Sierra se encuentra encuadrado entre las comarcas de La Demanda y Pinares. Enclavado en la ladera sur de la sierra de Neila, posee una gran riqueza natural en sus alrededores, donde se han llegado a encontrar icnitas o huellas de dinosaurio, así como una vasta fauna. La iglesia parroquial de San Cristóbal, que se remonta al siglo XVII; el excepcional paraje de Fuensanza o la Casa de la Madera, en el paraje Comunero de Revenga, que ejerce a la vez como espacio de exposiciones y formación e incluso como centro de recepción de turistas, son lugares de visita obligada. Cabe destacar los yacimientos arqueológicos de la Necrópolis Altomedieval de Cuyacabras, del siglo X, que se encuentra excavada sobre una superficie rocosa en el interior de un bosque.