En el año 1998 un grupo de empresarios y viticultores, todos ellos vinculados a la Ribera del Duero, afrontan a fundación de Bodegas Imperiales.
Este año y después de un ingente trabajo de investigación, se inicia la construcción de la bodega, en una de las zonas de Ribera del Duero con mayor tradición vitivinícola poseedora de viñedos muy viejos y una extraordinaria calidad.
Desde su fundación Bodegas Imperiales ha realizado una decidida apuesta por la calidad. Vinos de alta calidad que reflejen las características de nuestro suelo y de las variedades autóctonas de la tierra.